La genealogía tradicional, dedicada al estudio y seguimiento de la ascendencia y descendencia de una persona o familia, se caracteriza por recopilar la mayor cantidad de antecedentes a través de fuentes orales y documentales.
Estos antecedentes deben comprender nombres de personas, lugares y fechas,
exactas o aproximadas.
Las fuentes orales son aquellas que se obtienen verbalmente de otra persona y suelen tener su punto de partida en miembros de la propia familia. Si bien en la mayoría de casos aportan información imposible de obtener mediante otras fuentes, suelen ser bastante inexactas en cuanto a fechas se refiere.
La fuentes documentales son aquellas que podemos encontrar en cualquier soporte escrito, ya sea impreso o manuscrito. Archivos familiares y particulares, Registros Civiles, Archivos Eclesiásticos y Notariales, así como Archivos de la Administración del Estado son los principales donantes de este tipo de información.
Pero qué ocurre cuando las fuentes orales y/o documentales no nos pueden ayudar más en nuestra investigación.
¿Tenemos alguna forma de seguir obteniendo información? ¿Podemos identificar e incluso contactar con familiares, más o menos lejanos, de ramas de nuestra propia familia que desconocíamos?
La genealogía genética o por ADN, poco conocida aún en Mexico pero habitual en países como EEUU o del norte Europa, podría dar respuestas muy interesantes a las preguntas anteriormente formuladas.
Empecemos por el principio…
¿Qué es el ADN?
El ADN es la información básica de cualquier ser vivo. En él están escritos tanto el aspecto como el funcionamiento biológico de cada individuo. El ADN se encuentra en el núcleo de todas las células y se hereda de los progenitores (padre y madre)
*La razón por la cual cada persona es única, es que cada individuo hereda una combinación distinta del
ADN de sus padres (a excepción de los gemelos).
¿Cómo permite el ADN averiguar el origen de una persona?
Hay regiones del ADN que se mantienen a lo largo de las generaciones sin apenas variaciones.
Afortunadamente, durante la existencia de los humanos se han ido dando pequeñas y muy puntuales variaciones en el ADN de esas regiones. Esas variaciones, llamadas científicamente mutaciones, ocurren naturalmente en el seno del ADN de una persona y son tan minúsculas que resultan intranscendentes a nivel funcional.
No obstante, son la clave para la genealogía genética ya que toda la descendencia de esa persona heredará esa mutación de generación en generación, haciéndola distinguible de todas las demás personas. Dando lugar así al nacimiento de diferentes poblaciones que se pueden agrupar por poseer unas u otras variaciones. Además puesto que las distintas poblaciones ancestrales solían ser endémicas de un lugar específico del mundo, se puede relacionar ADN-población-zona geográfica.
La otra pieza fundamental en el puzzle es la transmisión de dichas mutaciones. Puesto que única y exclusivamente perduran las mutaciones que se originaron en humanos que han tenido descendencia directa de forma contínua e intacta hasta la actualidad. Esto explica el reducido número de grupos genéticos que existe respecto a esas mutaciones, haciendo así más viable el estudio de todos ellos.
Estas son las claves esenciales que permiten relacionar a los humanos de hoy en día con los humanos que existieron milenios atrás por todo el mundo y de vuelta hacía los orígenes humanos en África.
¿Qué se logra descubrir a través del análisis de este ADN?
En la actualidad podemos encontrar tres tipos diferentes de tests o pruebas genéticas:
- Prueba de ADN autosómico
- Prueba de ADN mitocondrial
- Prueba de ADN paterno
El análisis del ADN mitocondrial y/o del cromosoma Y de cada persona permite revelar los rasgos característicos que contienen. Estos rasgos se confrontan con las variaciones puntuales de todas poblaciones en busca de coincidencias y con el objetivo de asignar el grupo de ADN al que pertenecen.
Una vez asignados todos los rasgos con su grupo o grupos característicos se procede a la interpretación de los resultados para relacionar el grupo de ADN con la población ancestral de origen y aproximar su zona geográfica.
Mediante el estudio minucioso del ADN en una mano y la historia de la humanidad en la otra, también se puede llegar a correlacionar el linaje de la persona con las civilizaciones históricas a las que pertenecieron sus antepasados e incluso en los acontecimientos y logros trascendentales en los que estuvieron implicados. De dicho estudio, nacen los mapas de migración genética que ilustran el origen y movimientos de cada haplogrupo/pueblo ancestral a través de la faz de la tierra.
En función del estudio seleccionado, se estudian más regiones de ADN y con mayor profundidad lo cual permite desvelar más detalles y más precisos de la historia y origen de sus ancestros.
En resumen, el análisis del ADN permite dilucidar el pueblo ancestral de origen de la línea paterna y/o materna, y de manera subsecuente estimar la zona geográfica mundial donde nació y se expandió. Si además unimos la investigación genealógica tradicional, tendremos un completo y profundo estudio de nuestros orígenes familiares y ancestrales.